El dominio de Jehová sobre el mundo es cuasi total. Su principio es satánico, disgregador, caótico y antagónico al principio de la Vida y a las Fuerzas Creadoras del espíritu divino


El mundo se descompone, la corrupción todo lo cubre y el mundo emite un hedor insoportable. El Señor Oscuro ha extendido por el mundo su manto putrefacto y la belleza y la vida se marchitan. Como causante de este estado de corrupción Jehová trata de edificar su parodia de la realidad divina, un reinado maligno en el que la verdad ha sido totalmente invertida.

Así, mientras los agentes del mundo preparan ya el inminente reinado mesiánico, Jehová prepara simultáneamente un gran sacrificio de sangre que se diseña en la cúpula del poder mundial, donde sus elegidos actúan como ejecutores de sus sacrificios.

Habrá pues antes de la llegada del reinado mesiánico una gran guerra y un masivo sacrificio sangriento como “ofrenda por fuego agradable y conducente a descanso en el altar de Jehová”.

De las ruinas del mundo antiguo, Jehová ansía crear su mundo, un mundo en el que se borre totalmente la memoria de los dioses del pasado y del mundo antiguo y sus valores extraterrestres, así como su conocimiento de liberación espiritual.

Mas una vez destruido del mundo todo rastro del mundo antiguo, Jehová será incapaz de crear nada, limitándose a terminar de destruirlo todo, devorando los postreros restos de alimento. Los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalgarán a galope fugaces segando las vidas mortales y los hombres cautivos, horrorizados, no entenderán cómo todo su mundo se desvanece.

Sucederá entonces que Jehová comenzará a deambular errante y sin rumbo llevado por su naturaleza profunda hacia ninguna parte, abandonando al judío y a su plan mesiánico, pues no tiene base ni fundamento para crear nada, sino sólo para destruir la Fuerza creadora de los arios. Jehová deambulará como un zombi sin saber qué hacer ni dónde ir y tan sólo buscará alimentarse ansiosamente de crímenes y de sacrificios inmerso en el universo del caos y absorbiendo energías, vapores y materia sangrante. El judío tratará de hacerse fuerte y de dominar la situación, haciendo valer sus resortes de poder mundial, pero todo acabará finalmente cuando la necrosis de la civilización impida al virus causante su propia supervivencia. El mundo moderno, un edificio corrupto edificado sobre valores falsos y criminales colapsará desde sus cimientos para derrumbarse estrepitosamente. Porque su propia esencia es enemiga de todo orden sano y de la dignidad humana, así como un crimen contra el principio mismo de la vida.

Pero en algún lugar, tal vez en un valle recóndito más allá de altas montañas cubiertas de glaciares transparentes, aguardará un grupo de hombres y mujeres libres que guardarán la memoria de los días antiguos, cuando el mundo era bello y los hombres conocían a los dioses. Reunirán la memoria, el conocimiento y la Ley de los divinos, grabándola para siempre en una piedra extraterrestre libre de la muerte. Y el hombre volverá a buscar la divinidad y a superarse a sí mismo, venciendo a la muerte y tendiendo puentes hacia el infinito. Y así nacerá una nueva estirpe que los dioses guiarán hacia la divinidad.

Más allá de los glaciares transparentes les aguardará el mundo, los restos de un mundo reducido a ruinas y caos y donde el espíritu de la muerte aguarda atento y escucha y siente, pues Jehová escucha a través de las criaturas de la tierra. Y al sentir la llegada de la estirpe divina libre y fuerte pisar la tierra y dominarla con fuerza y vigor, Jehová gritará de dolor y de rabia y desde entonces sólo ansiará apartarles de la divinidad, corromperles, destruirles y cubrirles con el manto de la putrefacción y de la muerte de la que “Él” es el Señor soberano.

Entonces volverá la Guerra de los Mundos y el mundo conocerá nuevas edades y volverán a crearse mundos, civilizaciones... La nueva estirpe dominará y renovará la tierra y creará espacios libres hacia el infinito, liberando el mundo y creando nuevos planos para el espíritu, desterrando a la muerte y cerrando para siempre los sellos del Maligno.

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