La Unión Europea está al borde de un colapso social y cultural


La realidad indiscutible es tan simple como lúgubre

La Unión Europea no puede absorber a tantos refugiados.

La Unión Europea no tiene los medios de frenarlos.

Un influjo masivo de refugiados representa un problema de seguridad muy complejo con el cual los países de la Unión Europea no están preparados para tratar.

Todos los países de la Unión Europea tienen tres instrumentos básicos que ellos pueden usar para protegerse de perturbaciones, desórdenes, crímenes o invasiones: los servicios especiales / servicios de seguridad, las policías y los militares.

El problema es que ninguno de éstos es capaz de manejar una crisis de refugiados.

Los servicios especiales / de seguridad son irremediablemente superados en número cuando tratan con una crisis de refugiados. Además, sus objetivos normales (criminales de carrera, espías, terroristas) son pocos y lejanos en medio en una típica ola de refugiados. Los refugiados son sobre todo familias, a menudo extensas, y mientras entre ellos a veces se incluyen bandas criminales, esto está lejos de ser siempre el caso.

El problema es que si, supongamos, el 10% de los kosovares son traficantes de drogas, aquello le da un mal nombre a todos los refugiados de Kosovo, y los refugiados mismos terminan siendo tratados como criminales.

Finalmente, los servicios especiales / de seguridad confían muy fuertemente en informantes, y las pandillas extranjeras son difíciles de infiltrar. Ellos a menudo también hablan idiomas difíciles que sólo unos pocos especialistas en la lengua local dominan.

Por consiguiente, la mayor parte del tiempo los servicios de seguridad de la Unión Europea están carentes de pistas en cuanto a cómo tratar con el problema de seguridad presentado a ellos, aunque sólo fuera porque ellos carecen del personal y los medios para seguir la pista de tantas personas.

En contraste, los policías tienen una especie de ventaja: ellos están literalmente en todas partes, y comúnmente tienen una buena percepción del "pulso de la calle".

Sin embargo, sus poderes están severamente limitados y ellos tienen que conseguir una orden judicial para hacer la mayor parte de su trabajo. Los policías también tratan sobre todo con criminales locales, mientras que la mayoría de los refugiados no son ni locales ni criminales. La triste realidad es que la mayor parte de lo que los policías hacen en una crisis de refugiados es proporcionar la policía anti-disturbios, difícilmente una solución a algo.

En cuanto a las fuerzas armadas, lo mejor que ellos pueden hacer es tratar de ayudar a cerrar una frontera. En algunos casos, ellos pueden ayudar a las policías en caso de perturbaciones civiles, pero eso es casi todo.

Así, varios Estados de la Unión Europea no tienen ni los medios para cerrar sus fronteras, y deportar a la mayor parte de los refugiados, ni para controlarlos.

Seguramente siempre habrá políticos que harán promesas acerca de cómo ellos van a enviar de vuelta a todos esos refugiados, pero ésa es una vulgar y obvia mentira. La gran mayoría de esos refugiados está huyendo de la guerra, el hambre y la pobreza abyecta, y no hay ningún modo de que alguien vaya a enviarlos de vuelta a sus países.

Mantener a los refugiados, sin embargo, es también imposible, al menos en un sentido cultural.

A pesar de toda la falaz e hipócrita propaganda orwelliana acerca de la integración de todas las razas, credos y culturas, la realidad es que no hay absolutamente nada que la Unión Europea tenga que ofrecer a esos refugiados para hacerlos querer integrarse a ella.

A pesar de todos sus pecados y problemas, al menos EE.UU. está ofreciendo un "sueño norteamericano", el cual, falso como pueda ser, todavía inspira a la gente de todo el mundo, sobre todo a gente sencilla y pobremente educada. Y no sólo eso, sino que, para empezar, la sociedad estadounidense tiene poca cultura.

Pregúntese cuál es la "cultura estadounidense". Si es algo, es realmente un "crisol" (melting pot = olla de licuación y fusión) más bien que una "ensalada revuelta", lo que significa que cualquier cosa que entre en el crisol pierde su identidad original, a la vez que la mezcla total de la olla deja de producir una verdadera cultura autóctona, al menos no en un sentido europeo de la palabra.

Europa es o, yo debería decir, solía ser radicalmente diferente de Estados Unidos.

Solían haber diferencias culturales verdaderas y profundas entre las diversas regiones y provincias del cada país europeo. Un vasco muy definitivamente no es un catalán, un marsellés no es un bretón, etc.

En cuanto a las diferencias entre un alemán y un griego, ellas son simplemente enormes. El resultado de la actual crisis de refugiados es que todas las culturas europeas están ahora directamente amenazadas en su identidad y su estilo de vida. Esto a menudo es culpado sobre el Islam, pero la realidad es que los africanos cristianos no se integran mejor. Ni tampoco los gitanos cristianos, a propósito.

Por consiguiente, los choques ocurren literalmente en todas partes, en tiendas, calles, escuelas, etc. No hay ni un solo país en Europa donde estos choques no amenacen el orden social.

Estos choques diarios provocan crímenes, represión, violencia y la ghettificación tanto de los inmigrantes como de los locales, quienes abandonan sus barrios residenciales tradicionales y se trasladan a áreas menos saturadas de inmigrantes.
 

NOTA: a mis lectores estadounidenses que pudieran pensar "¿Y qué? Tenemos ghettos en EE.UU. también", les diré que lo que los franceses llaman "zones de non-droit" (zonas donde no impera el Derecho) son mucho peores que cualquier cosa que ustedes pudieran ver en Estados Unidos. Y tengan presente que ningún país en la Unión Europea tiene la clase de enormes fuerzas policiales militarizadas que cada importante ciudad estadounidense tiene ahora. Ni tampoco existe el equivalente de la Guardia Nacional estadounidense. A lo sumo, existen fuerzas anti-disturbios, como las CRS (Compaignes Républicaines de Sécurité) francesas, pero ellas sólo pueden hacer poco.
 

El nivel de agravamiento sufrido por muchos, si no la mayoría, de los europeos que resulta directamente de esta crisis de inmigración, es difícil de describir a alguien que no lo haya visto.

Y ya que expresar tales frustraciones es considerado como "racista" o "jenofóbico" por los poderes fácticos (al menos hasta hace poco: esto está cambiando progresivamente ahora), este profundo resentimiento está en su mayoría siendo mantenido oculto, pero es perceptible a pesar de todo. Y los inmigrantes muy definitivamente lo sienten. Cada día.

Y, otra vez, por esto la noción de un "crisol" estilo estadounidense no se está dando en Europa:
lo único que Europa tiene que ofrecer a todos esos cientos de miles de refugiados es una hostilidad silenciosa alimentada por el temor, la indignación, la repugnancia y la impotencia. Incluso aquella gente vecina que solían ser refugiados ellos mismos en el pasado (inmigrantes de África del Norte, por ejemplo) están disgustados ahora y son muy hostiles a la nueva ola de refugiados que están viniendo.
Y, por supuesto, ni un solo refugiado que viene a Europa cree en ningún "sueño europeo".

Finalmente, pero no lo menos importante, esos refugiados son una enorme carga para las economías locales y para la asistencia social, la cual nunca fue diseñada para enfrentarse con tal influjo de menesterosos "clientes".

Para el futuro previsible el pronóstico es claro: más de lo mismo, sólo que peor, probablemente mucho peor.

 

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