Chile saca la cara contra el feminazismo - Hombres agredidos por sus mujeres
Sólo en 2014, más de 8.000 hombres denunciaron agresiones de sus parejas en Carabineros y más de 500 fueron condenas, un fenómeno en alza.
No sirves para nada”. “Eres un inútil”. “¿Cuándo vas a ser un hombre de verdad?”. Son ejemplos de violencia psicológica que los hombres pueden sufrir en relaciones de pareja, y que en muchos casos, incluso llega a la agresión física.
Aunque la mayoría no denuncia, según datos del Registro Civil y considerando el total de medidas accesorias por violencia intrafamiliar (VIF)-que incluyen el registro de condenados por sentencia ejecutoriada o como autores de violencia intrafamiliar- en 2006, 88 mujeres fueron condenadas por esta causa, cifra que aumentó a 541 casos en 2014.
Si se consideran sólo las denuncias en Carabineros, la cifra de varones víctimas de VIF llegó a 17.250 en 2014. La agresión más denunciada es la violencia psicológica, con 8.474 casos, seguida por la de lesiones leves (8.284) y lesiones graves o graves gravísimas (492). El grupo etáreo más vulnerado es el de 26 a 35 años.
Macarena Arias, coordinadora de la línea Víctimas de la Corporación de Asistencia judicial Metropolitana (CAJ RM), reconoce que los delitos hacia mujeres son más, “pero la violencia afecta a todos y también a los hombres”.
La dimensión real del problema es difícil de constatar, dice la experta del CAJ RM, pocos denuncian por vergüenza y temor a burlas. “Pero ha ido en aumento de manera progresiva, no por lo pequeña de la cifra es algo que tenemos que desatender”.
Norka del Canto, académica del Magíster en Psicología Jurídica UDP y experta en violencia intrafamiliar y género, aclara que se dan diversos tipos de violencia. La más conocida es la física y psicológica, “pero existen también la violencia sexual (obligación no sólo de tener actos sexuales, sino que éstos también pueden ser denigrantes sin consentimiento), violencia ambiental (tirar las cosas, romper objetos de valor de la otra persona, etc.), violencia económica (dejar sin plata al otro, quitar el sueldo, etc.) y la violencia social (prohibir las salidas con amigos o familia, etc.)”.
Alexis Valenzuela, trabajador social y magíster en Salud Pública, presidente de la Fundación Hombres Libres y Familia, que atiende a niños, mujeres y hombres en situación de violencia, dice que muchas agresiones se inician cuando ellos están cesantes. “Las agresiones se tiende a dar por ese lado, por lo económico, lo que genera problemas de autoestima, depresión y se cuestionan su imagen masculina”.
Violencia invisible
El 83% de las denuncias por VIF son de mujeres. “A esto se adiciona los casos de femicidio al año que son cerca de 40. Sin embargo, en una política con enfoque de género, no debemos descuidar las minorías, por lo que la falta de organismos especializados en VIF ejercida contra los hombres, debe hacernos reflexionar acerca de esta necesidad y avanzar progresivamente en esta línea”, indica la experta de CAJ RM.
Por ello, muchos sienten indiferencia del sistema, dice Valenzuela. “Se cree que sería contraproducente poner a los hombres como víctimas, en una política donde las mujeres son víctimas y los hombres son agresores. Entonces, si los golpean es por algo, todo hombre es sospechoso de ser agresor, por lo cual es imposible ser víctima”.
Valenzuela reconoce que los pocos casos que ha atendido repiten que los Tribunales no saben que existen. “El modo en que lo solucionan es con una hora particular a un psiquiatra. No tienen respuesta del Estado, que los deriva a Centros Comunitarios de Salud Mental, con tiempos de espera de meses”, dice.
Las condiciones sociales están dadas para que cualquier víctima de violencia pueda dar cuenta de ello, aclara la experta de la UDP. Hay mecanismos de protección a las víctimas, la violencia está catalogada como delito y es conocida por Tribunales de Familia o Penales. “Sin embargo el mayor problema es la falta visualización de esta violencia, la aceptación de que se es víctima de ella y la motivación para decidir realizar un cambio. Los hombres no hablan, no cuentan, no dicen; no piden apoyo en los servicios de salud”.
Discursos sociales
Ellos están en desventaja, dice del Canto, debido a los discursos de género imperantes, que los catalogan como los fuertes, los que agreden, los que deben demostrar su hombría, etc.
Las mujeres han dado pasos gigantes en esta esfera y han logrado cambios, dice la experta. “Han revisado lo que es ser mujer y han sido escuchadas. Es tiempo de que los hombres se miren a sí mismos, se redefinan y elijan con libertad cómo vivir su masculinidad. Si ellos no hablan, el Estado y las políticas públicas no pueden hacer frente a una temática que aún hoy se considera tabú”, advierte.
Se requiere una política integral de salud para la familia, resalta Valenzuela. “No es necesario un Sernam de hombres. Hombres y mujeres viven juntos y tienen problemas de relación. La perspectiva de género que deja a las mujeres como víctimas y los hombres como victimarios, se han focalizado en las mujeres como entes aislados, pero no ve la vulnerabilidad de los hombres”.
